Raíces y Flores: Espacio de Crianza en Comunidad es un hogar en el que una o varias educadores/as, desde una perspectiva
humana y profesional, acompañan a bebés y niños/as durante su primera infancia (0-7 años) cuando una madre o familia necesita
incorporarse al mercado de trabajo, o por cualquier otra necesidad quiere que durante unas horas su
hijo/a esté en un espacio preparado y con una profesional que apoya de modo respetuoso su crecimiento interior y
su desarrollo emocional, sensorio motor y madurativo junto con un grupo muy reducido de niños/as (min. 3 - máx. 8 por educador/a, dependiendo de la edad).
Las relaciones y los procesos educativos en los primeros momentos ayudan en la maduración del sistema nervioso central, inmunológico, digestivo, perceptivo, etc. a través de las interacciones que se provocan con el entorno, sus elementos y el contexto social.
La
autonomía para moverse, indagar, investigar, gatear, andar, saltar,
deambular, correr, agacharse, subir y bajar, esconderse y jugar son
muestras de estas interacciones que se producen de forma espontánea, y
que sirven para que nuestro organismo madure en contacto con estímulos
que hacen que el sistema perceptivo vaya procesando e intercambiando información
con el exterior. De manera que olores diversos despierten seguridad y
curiosidad, el contacto con diferentes texturas estimule las conexiones
neuronales, la audición de sonidos suaves, armoniosos y naturales
provoque dinamismo y la observación de colores, fondos y figuras con
gradaciones de tonalidades naturales afina nuestra visión respetando su
maduración.
La
intervención de adultos que no respetan los movimientos, exploraciones
en el entorno, que aceleran las interacciones, y que provocan encuentros
con sonidos fuertes, eléctricos, tecnológicos y colores chillones puede
violentar, bloquear e incluso generar inseguridad para que niños/as
gateen, anden o se muestren como son desde los primeros instantes,
condicionando su proceso madurativo y el posterior desarrollo psíquico y de su personalidad.
En este sentido debemos ser exigentes con los espacios donde crecen y
se crían los/as bebés/as y niños/as; en los últimos tiempos se ha demostrado que
los entornos naturales no sólo respetan y favorecen una estimulación
graduada y suficientemente rica o compleja, sino que además permite la
manipulación de elementos, incluso más que cualquiera de los
sofisticados lugares tecnológicos o estimulativos que se muestran con
los últimos recursos didácticos. Nada es más estimulante que un espacio
con plantas silvestres, tierras, piedras, montículos, animales,
tronquitos de madera, árboles y arbustos.
Señalamos sin precisar la importancia que para el sistema
inmunológico del niño/a poseen los entornos naturales; por señalar algo,
las propiedades aromáticas de las plantas que son percibidas y
recogidas por el cerebro y trasmitidas por las sinapsis del sistema
nervioso central, generan sensaciones, sentimientos, emociones e
interacciones entre nuestro organismo que le ayudan a enriquecer su
repertorio de comportamientos adaptativos al medio.
El concepto de sí mismo se
construye desde las primeras experiencias del bebé/a con las personas de
apego (familia y profesionales) con las que se relaciona en la vida
cotidiana, por ello la educadora juega un papel fundamental, atendiendo a no más de cuatro/ cinco niños/as, acompañando sus interacciones con el resto de niños y niñas y el entorno,
siendo éste lo más natural posible, y en contacto con seres vivos que
despiertan sentidos y provocan movimiento para sus sistemas perceptivo y
locomotor. Esta relación marca la vida de cualquier niño/a en el
respeto a las plantas y los animales, los bichitos y los materiales,
porque desde el cuidado se despierta un mundo emocional verdadero de
amor y confianza hacia si mismo, y posteriormente hacia las demás
personas y seres vivos.
El
afecto y el cariño de la familia son el mejor complemento alimenticio,
junto con la leche materna y los primeros alimentos, que necesitamos
ingerir y sentir. La educadora ayuda a complementar todo este sistema
nutricional y afectivo-emocional, con sabiduría, respeto, cariño,
escucha, atención y conocimientos profesionales.
Nuestro proyecto pertenece a la Asociación Enredando Encuentros: Red-es de Desarrollo a Escala Humana, la cual actualmente mantiene un acuerdo de colaboración con el Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales y Experimentales de la Universidad de Sevilla, realizando labores de formación, investigación, etc.
Nuestro proyecto pertenece a la Asociación Enredando Encuentros: Red-es de Desarrollo a Escala Humana, la cual actualmente mantiene un acuerdo de colaboración con el Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales y Experimentales de la Universidad de Sevilla, realizando labores de formación, investigación, etc.
Recientemente hemos encontrado proyectos similares en España como: Casas nido Álava y referencias en los medios de comunicación caso de: ¿Mejor en la guardería o con una "madre de día"?
dando un paso de gigante a lo que en otras épocas no eran más que
iniciativas aisladas en nuestro país, y todas las referencias a su
existencia procedían de Suecia, Alemanía, Finlandia, Holanda, etc. ver: Madres de día (23/11/1989)
Si deseas conocernos pide una cita con nosotros y te contaremos mucho más.
PROYECTO EN MARCHA DESDE 2013
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