Así nos gusta mostrar nuestro espacio exterior, como un entorno divertido, diverso, orgánico, verde, enriquecedor, cambiante, interesante, sugerente... porque los/as bebés/as y niños/as requieren en sus primeros años de vida relacionarse, conocer, disfrutar, correr, saltar, brincar, sentarse, levantarse, ir de un lado para otro, interaccionar con multitud de elementos mientras más naturales mejor, manipular, llevarse a la boca, probar, arriesgarse, involucrarse, acertar y equivocarse, inventar, experimentar, sentir-se, identificar-se, querer-se, etc.
Los/as bebés/as y niños/as quieren disfrutar solos/as y en íntima relación con sus familias, porque el amor es la necesidad básica del ser humano, el apego genera confianza, seguridad, estabilidad, armonía, ayuda a construir el universo afectivo-emocional del niño/a. En un entorno preparado todos y todas disfrutamos, hacemos lo que nos gusta: sembrar, decorar, pintar, construir, amasar...
Descubrir en compañía, con "adultos de presencia ligera" que observan, ayudan, apoyan, colaboran, enriquecen, escuchan, preguntan... justo lo que el bebé/a y el niño/a necesitan se encuentra en Raíces y Flores: Espacio de Educación y Crianza en Comunidad. Una apuesta por la educación libre y alternativa desde el enfoque de la Pedagogía Orgánica: "cada acontecimiento e interacción se muestra como un
valor socioeducativo que se aprovecha para visibilizar situaciones,
descubrir fenómenos, analizar procesos más complejos y construir nuevas
iniciativas". Porque tan importante es para el ser humano desde sus primeros momentos de vida oler, sentir el tacto, observar, escuchar, interaccionar con las personas y el medio, como ir tomando decisiones, las que irán dando la imagen del mundo en el que vive, forma parte y construye.
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